Comentad.

Vuestra opinión es la más importante, ya que, sin ella este blog no podría seguir adelante.
Yo y mi blog necesitamos que comentéis.
Así que, ¡adelante!
Os lo agradeceré mucho.
Además si no queréis daros la lata de comentar en la misma entrada, siempre podéis mandarme un correo, con lo que queráis decirme, de cualquier tema sobre el blog, a la dirección que aparece en la página de contactos, o al Facebook, que aparece en ésa misma.
También podéis comentar en el Box de abajo, aunque yo lo use principalmente para avisaros de pequeños percánces y demás.
Muchas Gracias.

Att. D.Farrel

martes, 3 de mayo de 2011

29# Raining Gold.


No sé cuánto tiempo pasó desde la visita de Joseph, pero en unos cuantos meses me había trasladado a un estado de euforia.
Mi cabello se movía al compás de la calurosa y suave brisa veraniega.
Todo iba sobre ruedas y la boda estaba a tres días, sólo tres días, los nervios me invadían, todo estaba organizado lo único que me faltaba era el vestido de novia y tenía planeado ir a comprar uno con Janet ese día así que estaba esperándola.

Michael no estaba en Neverland puesto que se encontraba fuera de la ciudad pero volvería esa misma tarde.
Entonces me dí cuenta, los ochenta se habían quedado atrás para dejar paso a los noventa, mi boda con Michael iba a ser en tres días y no había rastro de Lisa...¡Todo iba genial! 
Janet apareció con su espectacular sonrisa, me dio un cálido abrazo y nos dirigimos a una de las tiendas de  vestidos de novia más exclusiva de todo Beverly Hills, yo no quería un vestido ostentoso, no quería ir con tres capas de maquillaje y tampoco quería llevar un enorme ramo de flores, quería que todo fuese sencillo pues la sencillez hace que todo sea perfecto, fácil y bonito.

La tienda era lujosa, muy lujosa,ya sabéis espejos con marco de oro, champán y cientos de lujosos vestidos de novia, además de eso el techo era alto y unas lámparas de araña caían sujetadas por un fino tubo de metal de color violeta que parecía mucho menos resistente de lo que en realidad era, iluminaban toda la estancia, era como una lluvia dorada.
Me pasé toda la mañana probándome vestidos de novia pero ninguno era de mi agrado a Janet les gustaba todos los que me probé e incluso se puso uno y le quedaba genial.
Las horas pasaban y no encontraba ninguno de mi gusto, hasta que después de mirar por toda la tienda encontré uno, era perfecto para mí, no era blanco era de un tono beige claro, con escote palabra de honor y encajes, una cola media que lucía perfectamente, era perfecto y ni siquiera era caro, eso era lo que buscaba.

Le dejé el vestido a Janet para que lo guardase ella, no quería que Michael lo viera, no por que fuese supersticiosa y creyese que si lo viese fuéramos a tener mala suerte, no, simplemente no quería arruinar la sorpresa.
La boda iba a ser muy sencilla, con pocos invitados sólo los más allegados a Michael y a mí.

Cuando Janet y yo salimos fuera de la tienda una lluvia de flashes nos envolvió, cientos de miles de paparazzis nos esperaban a la salida.
Empujones, micrófonos, cámaras y flashes nos impedían el paso, de repente un gran hombre nos condujo hasta la limusina con comodidad.
Según Janet, era su guardaespaldas.
Los flashes nos persiguieron un largo trecho hasta que al final logramos llegar a Neverland.
Janet se quedó en la limusina con el vestido y se fue a su casa.

Llegué muy cansada así que me quité los zapatos y me dejé caer en el sillón del gran salón central de la casa.
Aún faltaban tres horas para que Michael llegara,¿qué podría hacer hasta entonces? La vida sin él era de lo más aburrida, entonces, se me ocurrió buscar a Doris, que como siempre, estaba en la cocina.

-Hola, Doris -la saludé mientras me sentaba en la encimera, cuántos recuerdos envolvieron mi mente  en aquel momento.

-Hola cielo, ¿encontraste tu vestido de novia ideal? -me preguntó mientras mezclaba sustancias en un bol.

-Sí, lo encontré -contesté cogiendo una manzana roja de la pequeña cesta de fruta que había a mi lado -unos paparazzis nos persiguieron a Janet y a mí desde la salida de la tienda hasta un poco antes de llegar aquí -le expliqué dándole un mordisco a la manzana.

-Tarde o temprano tenía que pasar cariño, los medios sabrían de tu existencia tarde o temprano, sólo espero que eso no estropee lo que Michael y tú tenéis ¿sabes? nunca le he visto tan feliz como ahora.

Me limité a asentir, quedándome pensativa.
Michael siempre me habló de la prensa como algo dañino y ahora que me habían descubierto no sabía que pasaría.

-De todos modos, vosotros dos tenéis un vínculo muy especial, quiero decir, es como si os hubiesen creado el uno para el otro, como si el destino caprichoso, como siempre, quiso ese día que pisaste el suelo de Neverland, que estuvieseis juntos para siempre. 

Entonces alguien entró por la puerta de la cocina, pero no era Michael.

miércoles, 20 de abril de 2011

28# Cold as ice.



¿Recordáis al hombre mayor de pelo blanco y a la niña pequeña que siempre le acompañaba de mis pesadillas? esa noche resurgieron de entre la sombras y volvieron a aparecer.
Siempre la misma secuencia de imágenes, aquella inmensa pradera, una granja, el hombre sosteniendo a la niña en su regazo... y esa frase que el hombre decía continuamente: serás alguien importante, pues tu sangre no es roja como la de los demás, tu sangre es leal.
Pero ¿por qué siempre decía esa frase?
Michael consiguió que mis pesadillas desapareciesen durante un largo tiempo, y sabía que conseguiría que no volvieran a aparecer.
Y esa noche necesitaba descansar más que nunca, el día siguiente sería muy ajetreado.
Conocer a los padres de Michael...Su madre nunca me preocupó, pero después de la descripción que Michael hizo de su padre...no estaba muy convencida...


A la mañana siguiente me vestí para la ocasión, una falda rosa pálido y una camiseta blanca.
Michael, como siempre, con su elegancia innata vestía una camisa blanca y unos pantalones negros, algo clásico en él pero que, sin duda, le sentaba como un guante.
Doris se encargó de preparar el desayuno, suficiente como para Michael, su familia y yo.
Estaba completamente nerviosa, me frotaba las manos llena de sudor frío, ¿cómo sería su padre?¿y su madre?¿les caería bien? todas esas preguntas afloraban en mi mente y no obtendría respuesta hasta que llegasen.


Pasado un rato aparecieron, él con un sombrero y chaqueta grises y unos pantalones negros, ella con un elegante y airoso vestido verde.
Su padre se quitó el sombrero y fue entonces cuando nuestras miradas se cruzaron, puede sentir esa frialdad, ese odio y esa sucia ambición en tan sólo una fugaz mirada, un extraño escalofrío recorrió mi columna vertebral.
Su madre, de aura tan pura como la de su hermoso hijo.
En cuanto la mirada de Michael se cruzó con la de su padre pude ver como las chispas saltaron entre ellos.


-Con que este es tu nuevo entretenimiento -dijo él refiriéndose a mí-espero que pronto te deshagas de ella.


Michael se negó a contestar y se dedicó a untar mantequilla en una de las tostadas. Su madre, Katherine, miraba a su marido por encima del hombro.


-¿No contestas? Lo entiendo, te has encaprichado de ella, ¿verdad? 


Michael seguía sin contestar, comiendo tranquilamente.


-¿¡A qué demonios estas jugando!?¿¡Es que no ves que esto es malo para tu carrera!? -gritó señalándome y levantándose precipitadamente.


Mientras, Michael seguía tan tranquilo comiendo, hasta que levantó la mirada, me acarició el pelo y me miró dulcemente.


-Voy a casarme con ella -Joseph estaba apunto de gritar pero Michael no le dejó - Y me da igual lo que digas, grita cuanto quieras, nadie te lo impedirá, pero no me vas a arrebatar a campanilla, no lo harás y yo no te lo permitiré, estoy muy cansado a estas alturas de mi vida y tan solo tengo treinta años.


Joseph le miraba impasible, Katherine simplemente agarraba a su marido por el brazo intentando controlarle.


-¿Campanilla?¿En qué tonterías estás pensando Michael? ¡Estas apunto de sacar un CD y sólo piensas en tonterías!


-¡Si tú no me hubieras hecho tanto daño en el pasado yo ahora no pensaría en esas "tonterías" como tú dices! 


Nunca jamás vi a Michael tan enfadado como en ese momento, nunca vi su ceño fruncido como en aquel momento y nunca jamás le oí gritar de rabia, nunca.
La discusión siguió y siguió y yo sólo sabía estar agarrada fuertemente de la mano de Michael y, en ocasiones, mirar a los ojos avellana más amenazadores que había visto en mi vida, eran fríos como el hielo.
Una, dos...hasta tres horas, discusión tras discusión, grito tras grito... Finalmente el ambiente se calmó después de varios "¡nunca has servido para nada!" de Joseph y un "gracias por todo" sarcástico de Michael.
Él se despidió de su madre dulcemente dándole un abrazo y de su padre...bueno, ni siquiera le miró.
Cuando se fueron, se giró hacia mí y se echó a llorar.
Dios no sabéis cuanto odiaba que llorase, y más que llorase por su padre.
No entendía cómo un padre puede tratar a un hijo de esa manera y mucho menos a un hijo como Michael, nunca lo entendería.
Su mirada, nunca se me olvidará la mirada de ese hombre...


No sé cuántas horas pasaron teniendo a Michael llorando en mi hombro, pero sabía que necesitaba desahogarse.
Finalmente, pudo hablar.


-Siento que hayas tenido que presenciar esto -dijo tomándome de la barbilla -lo siento mucho, de verdad.


-No importa, pero no quiero que llores por eso,¿vale? - dije acariciándole la cara y secándole las lágrimas.


Entonces me besó, pero no fue un beso como los demás, fue un beso más apasionado.

domingo, 17 de abril de 2011

27# A thousand miles can't keep me away from you.


Aquella sonrisa, aquellos ojos marrones...simplemente,Janet.
Una autentica copia de Michael creada en femenino.
Michael y ella bromeaban mientras se acercaban a mí, yo me reía al verles.

-¿Es que no vas a darme un abrazo, cuñada? -me preguntó extendiendo los brazos y esbozando una gran sonrisa.

-Claro que sí -contesté levantándome y dándole un gran abrazo.

-En un momento podréis hablar, ahora tengo unos asuntos que discutir con mi hermana -dijo Michael mientras me besaba en la frente - vamos Janet.

Janet le siguió hasta el interior de la casa y yo me tumbé en el inmenso manto de césped de la casa.
Miraba a las nubes y fantaseaba con un futuro próximo, planificaba la boda en mi interior y la visualizaba como si estuviese casándome en ese mismo instante.
Quizás una pequeña boda en la playa, con pétalos de rosa sobre la arena y sillas blancas donde se sentarían los invitados, o tal vez, en Neverland, la verdad, apostaba más por la segunda opción y me la imaginaba por la noche a la luz de la luna, con muchos invitados, música de orquesta, los murmullos de la gente y ponche.
Me dio por pensar que rápidamente me había hundido en un mundo muy opuesto al que había estado perteneciendo durante años, pasé de un mundo de harapos y soledad, a un mundo lujoso, lleno de gente convenida y no tan convenida, un mundo frío...que aún me quedaba por descubrir, pero ese mundo se reducía a la nada cuando Michael sonreía y la verdad era que aunque los focos y las cámaras intentaran separarnos no lo conseguirían.

Michael y Janet volvieron, no muy contentos.

-Lo siento campanilla, no podré quedarme a hablar contigo -dijo Janet haciendo una mueca de pena.

-No importa, otro día será -contesté levantándome y dándole un abrazo, ella se despidió con la mano.

Michael se sentó en el suelo y yo le imité, no soltó ni una sola palabra, ni siquiera para despedirse de su hermana.
Estático, no paró de mirarme en los cinco minutos más largos y silenciosos de mi vida.
¿Qué había pasado ahí dentro? Él me lo respondería.

-Mis...padres, quieren conocerte -comentó mientras arrancaba algo de césped.

-¡Qué bien, deseaba conocerles! -dije esbozando una sonrisa, pero ésta se apagó al ver que Michael me miró con pena -¿sucede algo?

-¿La verdad? No tengo problema alguno en que conozcas a mi madre, pero...

-¿Pero?...-pregunté haciendo que prosiguiera.

-No quiero que conozcas a mi padre, es más, si fuera por mí, no sabrías nada de su existencia.

-¿Por qué? 

-Si me hizo daño a mí, te lo hará a ti, no de la misma manera, pero te lo hará, nos separará y no quiero que eso pase, no quiero que se salga con la suya, no ahora que te tengo a ti y que soy feliz por una vez en mi vida -explicó mirando al cielo azul y despejado -tú eres mi tesoro más preciado, no soportaría que me alejase de ti.

-Ni siquiera miles de kilómetros podrían alejarme de ti, Mike, es algo que he estado meditando durante mucho tiempo y que he comprendido, nada me alejará de ti, nada destruirá lo que tenemos, no dejaré que eso pase -él me hizo una señal para que me acercase y se tumbó en el suelo, yo me tumbé encima suya de modo que podía mirarle a los ojos -ten por seguro que  eso no pasará.

-No conoces a mi padre -dijo acariciando mi pelo -es un monstruo que me quitó todo lo que tenía, mi infancia, y todo para conseguir sucio dinero...el dinero no da la felicidad, no si lo consigues arrancando a tu hijo de su infancia y aferrándolo a un mundo de adultos, tengo muy claro que eso no me va a suceder a mí con mis hijos.

-Y te creo, sé que serás un buen padre -dije sonriendo.

-Si te tengo a ti y tengo hijos contigo, no necesitaré nada más, no necesitaré dinero, pues ya seré rico sólo con teneros a vosotros, no necesitaré la música puesto que tu voz es la más dulce melodía, sólo os necesitaré a vosotros.

¿Cómo podía ser tan increíblemente perfecto?¿Cómo podía encajar las palabras de ese modo para que quedasen unidas en ese maravilloso conjunto?
Yo ya tenía ese certeza, tendría hijos con él.
¿Os imagináis? Pequeños Michaels o pequeñas Denises...¿niños pelirrojos con rizos y ojos café o azules o mezcla de marrón y azul? Había tantas posibilidades para barajar y sin duda serían los niños más bonitos del universo.
Oír las risas de esos pequeñines correteando por los pasillos de la casa me alegraría el día.
Nos quedamos allí, posiblemente pensando lo mismo, me moría de ganas por tener hijos con él.
______

¡Chicas ya he vuelto!
Siento que sea corto el capítulo, pero ya tengo el 28 planeado, y posiblemente el 29, ¡no os decepcionaran!
Os quiero.

PD:¿Qué os parece el nuevo diseño del blog?¿Os gusta?




viernes, 1 de abril de 2011

Explicaciones.

Chicas merecéis unas explicaciones decentes de por qué no he escrito últimamente y aquí las tenéis: 


He estado todo este tiempo en el hospital porque tuve un accidente de coche, ya estoy bien no os preocupéis pero tengo que guardar reposo y por eso no puedo subir capítulos lo siento mucho, pero os prometo que volveré y seguiréis teniendo capítulos de Dancing The Dream lo prometo.


Os quiero mucho.


Att. Desirée.

domingo, 6 de febrero de 2011

26# For You.

Todo esto, todo lo que pasaba era mágico, la atmósfera que nos envolvía, la calidez de nuestros abrazos y besos, todo era maravilloso, muchas veces llegué a pensar que todo era un sueño y que un día despertaría y me encontraría en la vieja y enmudecida cama del orfanato.

Nos despertamos muy temprano esa mañana, aunque siempre nos pasábamos un montón de tiempo tumbados en la cama sin hacer nada.
Oí el timbre sonar y Michael se levantó rápidamente para abrir la puerta.
Yo aproveché para darme una ducha rápida y vestirme, qué curioso, todo en aquella mañana pasaba muy rápido.
Cuando terminé me encontré a Michael enfrente de la puerta del baño por lo que me sobresalté un poco, no me lo esperaba allí, me fijé en que sus manos escondían algo tras su espalda, además de ello su sonrisa era juguetona.
       – Esto es para ti –dijo entregándome una caja cuadrada con               agujeros a los lados y un gran lazo rojo en la tapa.
     ¿Qué es? –pregunté examinando la caja.
     Tú ábrelo –insistió llevándose las manos a los bolsillos de su pantalón negro.
Entonces dejé la caja en el suelo porque la verdad era que pesaba mucho para ser de ese tamaño, me senté en el suelo delante de la caja con las piernas cruzadas, y la abrí.
En ese momento, unos enormes ojos azules me miraron con curiosidad, era un cachorrito de perro, un Husky, siempre quise uno de esos, me parecían preciosos con ese pelaje tan suave.
Lo cogí en brazos y empezó a lamerme con su pequeña lengua, empecé a reírme porque me hacía cosquillas.
Michael se sentó a mi lado de la misma postura en la que yo estaba observando cada detalle de lo que pasaba con curiosidad y una sonrisa en su rostro.
Me alejé al cachorro porque sino moriría de risa, lo sostuve entre mis brazos y miré a Michael.
        No deberías haberlo hecho –comenté acariciando al cachorro.
        No es nada, además a mi también me gustan estos perros, son muy fieles y juguetones –contestó mientras se sujetaba los pies con las manos.
        Tenemos que ponerle un nombre... –dije pensativa.
        Umm…Es chica, a mi me gusta Nashla.
        Nashla…está bien, pero espero que no tengas el mismo gusto para nombres de bebés, ese es muy raro para una persona.
Él soltó una sonora carcajada y me acarició el pelo.
        Tranquila, tengo un gusto normal para nombres de bebé.
        Menos mal –solté a Nashla y empezó a corretear por toda la casa.
Michael y yo nos levantamos y la seguimos, no queríamos que se perdiera, Neverland es demasiado grande para Nashla, era muy pequeñita aún.
Entonces llegó al porche de detrás de la casa, y nosotros nos sentamos para vigilarla.

        Entonces…tú ¿quieres tener hijos? –preguntó con un tono un poco tímido.
        Mike, aún es pronto, pero me gustaría en un futuro –contesté.
        Yo también quiero tener hijos, si no los tuviera, creo que mi vida estaría incompleta, aunque ya te tenga a ti, pero los niños son mi vida, ya lo sabes –mientras decía eso en su rostro se dibujó una expresión pensativa.
        En el orfanato yo siempre estaba rodeada de los niños que había allí, aunque no tuvieran padres, siempre estaban felices y sonriendo, eso me encantaba.
Michael no contestó se limitó a observarme con ternura, no pude evitar sonrojarme, siempre me pasaba eso si me observaban mucho tiempo, y aún más si era él el que me observaba de esa manera.
De repente, Doris, llegó y le tocó el hombro a Michael.

        Michael, alguien te espera en la entrada cariño –dijo con una sonrisa maternal.
        Vale, enseguida vuelvo –se despidió dándome un beso en la mejilla.
Yo me quedé sentada viendo como Nashla jugueteaba con una mariposa que había volando por allí.
Era como ver a un pequeño leoncito mezclado con un lobo.
Al rato Michael volvió acompañado de alguien a quien yo ya conocía.

________________
Chicas, siento la tardanza en escribir pero Blogger no me dejaba entrar a mi cuenta, por eso tampoco he podido comentar en algunas novelas u.u
Pero bueno aquí esta el capítulo (:

sábado, 15 de enero de 2011

Aviso.


¡Hola chicas!
Quería deciros que dejaré este blog un poco apartado para empezar a editar el de Dancing the Dream: Michael’s Version.
Ahora mismo estoy terminando unos pocos capítulos para ese blog, así que paciencia.
Intentaré llevar Michael’s Version al mismo nivel que este, así que tardaré en escribir aquí para poner el otro al día.
Espero que lo sigáis y comentéis también.
El link está en la parte derecha del blog, arriba.

Att. D.Farrel

P.D:

El aburrimiento es muy malo, como ya sabréis, así que creé otro blog en uno de mis días aburridos, aquí os dejo el link por si queréis leerlo:

lunes, 10 de enero de 2011

25# Suprise.



 Me cogió de la mano, pero me negué, no quería salir fuera en pijama, así que me dejó que me arreglara adecuadamente y a los diez minutos volvió a la habitación a recogerme.
Volvió a cogerme de la mano y me llevó hasta la salida de la casa.
No había nada en especial, hasta que localicé un flamante coche blanco apareciendo por el camino que guiaba a la casa.
Michael bajó los cuatro escalones que había para subir al pequeño porche que había en la entrada de la casa para dirigirse hacia el coche.
Abrió la puerta para al instante ofrecerle la mano a una chica joven morena de pelo largo y castaño, con un cierto parecido a Michael, ¿su hermana? Posiblemente.
Ella llevaba unos bonitos pantalones vaqueros y una camiseta roja, en su cara lucía una hermosa sonrisa.
Se fueron acercando entre bromas y risas a mí.

-¡Por fin conozco a tu querida amiguita! –gritó la chica acercándose a mí rápidamente y dándome un fuerte abrazo.

-Encantada…-saludé avergonzada y tímida.

-Vaya, vaya, vaya –dijo mientras daba me rodeaba –es muy guapa hermanito –comentó guiñándole un ojo a Michael.

Él soltó una carcajada melodiosa y dulce.
Me agarró de la cintura y nos llevó a las dos al inmenso salón de la casa.
Nos sentamos en el sofá de color crema que había en el centro de la sala.

-¿No me vas a decir nada de ella? Ni siquiera sé como se llama –se quejó la chica mirando de reojo a Michael.

-Denise…me llamo…Denise –me presenté cabizbaja por la vergüenza que tenía encima.

-¡Qué bonito nombre! –exclamó ella con una sonrisa, ¿siempre era tan…alegre? –Yo me llamo Janet, y soy la hermana preferida de Michael –explicó mirándole con una inmensa sonrisa que claramente decía “como lo niegues te mato” –Bueno ¿qué planes tenéis para el futuro? –preguntó poniendo sus manos sobre su regazo.

-Janet, no seas cotilla –le regañó Michael.

-Pero si soy tu hermana, y su próxima cuñada, o eso espero –inquirió fastidiada.

-Pero es nuestra vida –dijo cruzándose de brazos.

A partir de ahí empezaron una de esas típicas peleas de hermanos.
Y aunque pueda interpretarse así, yo no estaba nada molesta o incómoda, verdaderamente no podía parar de reír, no estaban gritando ni nada por el estilo, sino discutiendo animadamente.
Después de unos diez minutos peleando, y tras una colleja por parte de Janet a Michael, se calmó el ambiente.

-Ah, una cosa, yo quiero ser dama de honor eh –pidió ella con una de sus grandes sonrisas en su boca pintada de un color carmesí suave.

-Por supuesto que sí –dije yo abrazándola, había cogido mucha confianza con ella.

-¡Gracias! –me agradeció ella dándome un abrazo más fuerte que el que le dí yo a ella -¡Vaya, mira que hora es! –Exclamó mirándose el reloj que llevaba en su muñeca derecha –tengo que irme, y gracias por haberme invitado a venir Mike, adiós Denise, si quieres algo sólo tienes que llamarme, mi hermano tiene mi número, ¿de acuerdo? –se despidió moviendo la mano.

La verdad, por ser Michael, me esperaba una sorpresa tipo desayuno en la cama o algo así, al chico le gustaba cocinar, pero no podía quejarme, esta sorpresa me había encantado, Janet tenía tanta…vitalidad, sin duda íbamos a ser grandes amigas y cuñadas…próximamente.
Y ahora que lo pienso, qué rápidas han pasado las cosas en un año, pero me gustaba como marchaban las cosas, todo perfecto, nada iba a hacer que cambiase de opinión, ni siquiera que una tipa sin sangre como Lisa le haya robado el anillo de compromiso a Michael, yo siempre he creído que un anillo no prueba nada, el amor es lo que lo prueba todo, porque se nota cuando dos personas están enamoradas, un anillo es sólo un anillo, yo pienso que un beso es el sello del amor, no un anillo, pero siempre se ha hecho así.
Quizás era hora de llamar a mis padres y decirles todo lo que estaba sucediendo.
Quizás era hora de conocer a los padres de Michael.
También era hora de preparar todo para la boda, que no tenía ni idea de cuando sería, pero me gustaba tener las cosas preparadas, para lo que pudiera pasar, vaya, sin darme cuenta me estaba estresando a mi misma de una manera muy brutal.
Miré a Michael, que estaba de pié frente a la estantería de libros ojeando las páginas de un libro.
Me acerqué a él y me puse a su lado, para imitar lo que estaba haciendo, agarré un libro y miré la tapa.

-La historia interminable –susurré leyendo el título del libro mientras pasaba mi mano por la portada.

-¿Te gusta ese libro? –preguntó Michael mirándome.

-Nunca he tenido la oportunidad de leerlo…-contesté sin dejar de mirar la bonita tapa de bordes dorados.

-Pues ahora la tienes –comentó observando cómo yo empezaba a ojear las cientos de páginas que poseía el libro –podríamos leerlo juntos –sugirió agarrando el libro.

-Es una buena idea –contesté con una sonrisa mirando a sus profundos ojos marrones.

Michael sostuvo el libro con una mano y con la otra me cogió de la muñeca y me condujo hasta el sofá color crema en el que habíamos estado anteriormente.
Abrió el libro y desprendió una atmósfera especial…era algo indescriptible, ¿mágico? Podría ser.
Mientras Michael leía el libro para mí, me dí cuenta de que no era el libro el que desprendía esa magia, era Michael, con su envolvente aroma, sus preciosos rizos cayendo sobre su frente y el relajante sonido de su voz.
Ya ni siquiera prestaba atención a la lectura que estaba haciendo Michael, me había quedado observando como una tonta todas sus facciones, sus hermosas mejillas, sus labios moviéndose al compás de su voz y su perfecto perfil.
Estaba tan ensimismada con su rostro que no me dí cuenta de que ya era por la noche, pero no me importó.
Él se dio cuenta de lo que estaba haciendo así que me miró de reojo y esbozó una media sonrisa preciosa, de esas únicas suyas, pero no paró de leer.
Ya me había absorbido de tal manera su belleza, tanto exterior como interior, que sentía que el corazón se me iba a salir de un momento a otro.
Definitivamente estaba extasiada y enamorada.
En un momento dado él cerró el libro, lo depositó sobre la pequeña mesa de café que había frente al sofá y su rostro quedó justo a unos cuatro centímetros de mi rostro, puso sus manos sobre las mías y me miró con una chispa de pena en sus ojos.

-Esta mañana, mientras dormías yo estuve aquí leyendo revistas, en todas y cada una de ellas aparecía yo –empezó a explicarse bajando la mirada a nuestras manos -¿sabes cómo me llaman? No…prefiero, sinceramente que no lo sepas, cariño –continuó y sentí como mi corazón se petrificaba de pena ante sus palabras –tengo miedo campanilla, miedo a que me hagan daño, a que tenga que sufrir por culpa de ellos, pero lo peor de todo es que creo que yo no les he dado ningún motivo para que me desprecien de esa manera… ¿o si? –me dijo pensativo pero a la vez con un atisbo de tristeza en su tono de voz.

-Mike…tú no les has dado ningún motivo para que te desprecien, eres la única persona más increíblemente perfecta que he conocido en mi vida, y te prometo, que nunca jamás de los jamases permitiré que te hagan ningún tipo de daño, ninguno, ¿me oyes Michael? –Inquirí haciendo que sus tristes ojos se encontraran con los míos para darle ánimo –nadie podrá hacerte daño mientras yo esté aquí contigo, así que, no tengas miedo –concluí apartando mis manos de las suyas para llevarlas a su rostro.

Me destrozaba verle así, me destrozaba que le tratasen de esa manera tan inhumana, ¿qué demonios les pasaba? ¿Acaso no tenían sentimientos? Y hablo de todos esos que iban repartiendo blasfemia sobre él, y todo era  mentira, ¿qué conseguían de ello? Realmente, no lo entendía, no lograba comprender por qué destrozarle la vida a alguien tan…único.
Pero quería despejarle de todo ese enorme lío que estaban haciendo con él, esos enviados del demonio, y siento usar esa expresión, pero así es.

-Somos una sola persona Michael –susurré.

En ese momento rodeó mi cintura con sus brazos y me acercó a él.

-Estoy muy orgulloso de todo lo que hemos construido juntos mi dulce campanilla –comentó con un tono de voz casi imperceptible –Dios santo…te amo tanto…-susurró apoyando su cabeza en mi hombro derecho.

-Yo también te amo pequeño Peter Pan –susurré acariciando suavemente su pelo.

Y allí nos quedamos hasta altas horas de la noche.

sábado, 8 de enero de 2011

24# Human Nature.





Me quedé durante un momento enganchada a sus hermosos y profundos ojos marrones.

Sonreí y justo iba a darle la respuesta, pero alguien me agarró del hombro y tiró de mí hacia atrás, me sentía molesta y confusa, era Lisa, estaba otra vez interviniendo en donde no debía.
En cuanto Michael se percató del empujón que me había dado Lisa, cerró la cajita, se la guardó en el bolsillo y se levantó mirando desafiante a Lisa.

-¿Se puede saber qué estas haciendo aquí? –le preguntó con una chispa de molestia en la voz –ni siquiera te he invitado –le reprendió Michael alisándose su camisa roja.

-No puedes casarte con ella, Michael, es demasiada poca cosa para ti…-sonrió malévolamente mostrándose completamente segura de lo que decía –sin embargo, yo puedo complementarte más que ella -comentó acercándose a él y tocando el cuello de la camisa roja de Michael, pero él frunció el ceño y apartó la mano de Lisa de su cuello, a lo que ella respondió con una mirada acusadora.

-Lisa, pensaba que te quería, pero me has demostrado que no es así, debes asumir que la quiero a ella y no a ti, me has decepcionado, pensaba que no llegarías a estos extremos –regañó acercándose a mí y cogiéndome de la cintura –haz tu vida, seguro que hay más hombres que pueden llegar a quererte, pero lo que no pienso permitir es que te interpongas entre ella y yo –dijo mirándome tiernamente –ahora por favor, vete de mi casa.

-Lo que quieras Michael, pero si piensas que dejaré que te cases con esta…cosa –alegó señalándome con desprecio en su mirada –vas listo-prosiguió saliendo de la casa.

Me percaté de cómo la gente no quitaba su mirada de nosotros, yo me abracé a Michael más fuerte.
Realmente, Lisa estaba completamente chiflada.
Decidí olvidarme de ese incómodo momento, me giré para quedar frente a Michael y cogerle de sus suaves manos, él cogió aire, cerró los ojos y soltó el aire que había cogido lentamente, para después dedicarme una tierna sonrisa.
Solté una de sus manos para intentar buscar el anillo en sus bolsillos, pero no lo encontré así que miré a Michael preocupada, él dejó de sonreír para tocar todos los bolsillos que tenía en el traje que llevaba puesto, pero tampoco encontró la cajita con el anillo, así que frunció el ceño y volvió su mirada a todos los que estaban en la sala de abajo.

-Muchas gracias a todos por venir, pero es hora de irse –despidió a la gente con una falsa sonrisa y desvió la mirada hasta Liz –por favor Elizabeth, quédate, necesito tu ayuda –ella se limitó a asentir seria.

Michael se acercó a mí, me besó la frente y me susurró un: tranquila, todo saldrá bien, su voz era tan relajada y me calmaba.

La gente fue saliendo poco a poco de la sala, me senté en las escaleras y puse mis manos sobre mi cara, no iba a llorar, sólo me notaba cansada y sentía que en este mundo sólo quería estar a solas con Michael.

Como se lo pidió Michael, Elizabeth ya estaba al lado nuestro.
Michael la saludó triste y le explicó todo lo que había pasado:

-Verás Liz, creo que Lisa me ha robado el anillo de compromiso que le iba a dar a Denise –comentó cabizbajo-y no sé lo que hacer.

-No te preocupes, Mike, buscaremos una solución y os aseguro que os casaréis, tendréis hijos y seréis felices para siempre comiendo perdices –dijo Liz con un tono burlesco en su voz.

-Eso espero, muchas gracias Elizabeth –agradeció Michael dándole un abrazo a la honesta mujer.

-Todo saldrá bien Michael, tranquilo –dijo Liz ronzando el brazo de Mike-ahora tengo que irme a solucionar un par de cosas mañana volveré, hasta mañana Denise –se despidió agitando la mano.

-¡Hasta mañana Liz! –me despedí de ella animadamente.

Michael me dedicó una cálida mirada y media sonrisa, eran tales las sensaciones que desbocaba en mí que no sabría describirlas con claridad,
Pero aún así un atisbo de tristeza envolvía su mirada.
Quería quitarme aquel incómodo vestido y ponerme un pijama, pero no sabía donde dormiría, la sorpresa me la llevé cuando se lo pregunté a Michael y me dijo que a partir de ese momento dormiría con él.
Sentí una total vergüenza envolviendo mi mente y mi cuerpo, tanta que no pude evitar sonrojarme, él se percató de ello y esbozó una sonrisa llena de picardía.
Estaba en mi naturaleza humana sonrojarme cada vez que él me decía algo de ese tipo, aunque fuera una mínima cosa, siempre me sonrojaba.
Me acompaño a nuestra habitación ya que él también tenía que cambiarse de ropa.
Yo necesitaba relajarme así que decidí darme una ducha.
Definitivamente fue una noche muy movida, la fiesta, la declaración, la aparición de Lisa, la pérdida del anillo…

Terminé de ducharme, me fui a la habitación que sólo estaba iluminada por la tenue luz de la pequeña lámpara que había sobre una mesita situada al lado derecho de la cama, me gustaba que el ambiente estuviera así de calmado, me acerqué a la cama y caí exhausta sobre ella,minutos después, Michael apareció con su pijama azul y naves espaciales estampadas en él, sujetaba un osito de felpa, con un aspecto un tanto antiguo, con su brazo y lo llevaba pegado a su pecho, realmente era una imagen que podría enternecer a cualquiera.
Se tumbó a mi lado y me ofreció el osito, lo cogí y lo sostuve en el aire admirando la simplicidad del diseño del oso.

-Se llama señor Muffin –dijo Michael mirando al osito con cautela.

-Pues…encantada señor Muffin –saludé infantilmente al osito mientras seguía sosteniéndole en el aire.

-Me ha acompañado desde que tenía diez años, fue un regalo de mi abuela materna –dijo con una tierna luz que iluminaba sus ojos, la luz que refleja los recuerdos –conoce todos mis secretos, así que si quieres saber algo sólo tienes que preguntárselo –finalizó esbozando una sonrisa.

-Toma –le ofrecí el osito con una sonrisa – ¿sabes?, aunque no poseas el anillo, voy a responderte a la pregunta que me hiciste antes –dije sentándome con las piernas cruzadas sobre la cama, él repitió mi movimiento y quedó justo enfrente mía en la misma posición que yo y con una sonrisa que deslumbraba toda la habitación.
-Creo que te amo lo suficiente como para dar este gran paso Michael, así que…sí, quiero casarme contigo –contesté y él deshizo su postura para abrazarme, lo que provocó que yo también deshiciera mi postura, entonces quedó instantáneamente encima mía.

Podía inspirar su dulce aroma a canela y vainilla, me encantaba esas esencias que él usaba para perfumarse, eran tan apetecibles.

Desde que lo conocí pensé que todos los hombres del mundo deberían tenerle envidia, creía que esa personalidad que él poseía podía hacer que cualquier mujer se enamorara de él, puesto que era puro, inocente y no temía a mostrar sus sentimientos, no temía a llorar delante de nadie, y eso era lo que le hacía diferente, no era uno de esos chicos rudos que se creen muy machos por no escuchar o pensar que llorar es de chicas, llorar no es de chicas, es una muestra de poseer unos tiernos sentimientos, por eso creía que los hombres deberían sentir envidia por él.

Recordé lo que pasó el otro día en casa de mis padres cuando mi madre nos interrumpió a Michael y a mí, bueno…en una situación un tanto embarazosa, y yo estaba lista para llegar lejos con él, pero no consideraba que fuera lo más necesario ahora mismo en nuestra relación ya que se sostenía perfectamente como estaba, pero vamos, no me negaréis que parecía un adolescente de quince años.
Sin embargo llegaría el día en el que tuviéramos que hacerlo, lo esperaba, con paciencia.

Me dí cuenta de que se quedó dormido encima mía, eran tan especial cuando estaba dormido, parecía aún más puro e inocente de lo normal, y gracias a su aura infantil yo me sentía una niña feliz, aunque tuviese veinticuatro años.
Jugueteando con sus rizos negros como el carbón, sucumbí al sueño.
Desperté a la mañana siguiente y Michael seguía encima de mí, dormido, y su osito estaba a mi lado así que lo cogí y jugueteé un rato con él hasta que escuché la cristalina risa de Michael, lo miré y tenía los ojos entreabiertos con una expresión adormilada.
Empezó a estirarse encima de mí, lo que me resultó muy incómodo.

-¡Michael no hagas eso! –le reprendí quitándomelo de encima.

-Lo siento –se disculpó –buenos días, princesa –me saludó depositando un suave y mullido beso en mis labios.

-Buenos días pequeño Peter Pan –saludé yo dándole un pequeño beso en la nariz, lo que provocó que el esbozara una pequeña sonrisa.

Se levantó de la cama, se dirigió al armario abrió sus puertas y sacó algo de ropa.
Al momento, empezó a desabrocharse la camisa del pijama delante mía, mis ojos se abrieron como platos al contemplar sus tonificada espalda y brazos, lo único que pude hacer fue entre-taparme los ojos con las finas sábanas y digo entre-taparme, porque, venga ya ¿acaso vosotras no querríais ver ese tonificado cuerpo? Yo al menos sí.
Terminó de vestirse y se giró hacia mí, en cuanto me vio estalló entre carcajadas.

-¿Se puede saber qué haces campanilla? –preguntó sin dejar de reír.

-¿Qué hacías tú? Eres malvado Mike, quieres matarme de un infarto o algo –alegué destapándome un poco, y él empezó a reír más fuerte, su risa era muy melodiosa.

-Bueno, hoy te tengo preparada una sorpresa –comentó terminando de abrocharse la chaqueta que llevaba.

-¿Qué sorpresa? –pregunté con un tono de voz animado.

-Si te lo dijera dejaría de ser sorpresa cariño.

viernes, 7 de enero de 2011

23# Party.


Era una mujer de pelo cardado y un poco canoso, de anatomía regordeta y con la simpatía reflejada en su cara.
Miraba atentamente cada detalle de mi pálido rostro.
En un momento su mirada de ojos violeta se posó en mis curiosos ojos azules, ella, esbozó una suave sonrisa al ver mis ojos.

-Buenas noches –saludó ella mostrándome su mano para que la apretase-tú debes ser Denise, ¿cierto? –prosiguió ella.

-Buenas noches –dije a la vez que apretaba suavemente su mano-sí, esa soy yo señora.

-Por favor, tutéame, me llamo Elizabeth, pero puedes decirme Liz –alegó posando sus preciosos y únicos ojos en los de Michael- Mike me ha hablado mucho y muy bien de ti, al parecer eres una persona muy especial para él, ¿me equivoco? –comentó guiñándole un ojo a Michael, lo que hizo que un suave rubor apareciera en sus hermosas mejillas.

Estuvimos un par de minutos charlando, Liz me pareció una de las personas más adorables de la tierra, era como tener otra madre.
Al parecer conoció a Michael varios años atrás y tuvieron una conexión especial ya que sus vidas tenían mucho parecido y carecieron de una buena infancia.

Yo no quería soltar el brazo de Michael, porque sentía que si lo hacía me sumergiría en una burbuja peligrosa, donde todo el mundo se quedaría mirándome y donde me machacarían sin sentimientos, pensaba que si me mantenía agarrada a Michael, seguiría segura, a salvo y feliz.

La gente parecía divertirse, pero en varias ocasiones, había varios y pequeños grupos de gente cuchicheando y mirando hacia nosotros, Michael se daba cuenta de lo incómodas que me resultaban esas situaciones, por lo que decidió que estaría bien que nos apartásemos un poco, cosa que no sirvió de mucho ya que después del pequeño rato que estuvimos “solos”, por decir algo, Michael tuvo que presentarme a más personas, odiaba eso, quizás esto suene algo antisocial, pero no quería conocer a mucha gente, no me apetecía en absoluto, todas las personas que conocí antes que Michael me hicieron algún tipo de daño, excepto los niños del orfanato, ellos eran las mejores personas que he podido conocer, muy humildes, generosos y buenos, como Michael, pero claro, Michael era un niño en su interior, las demás personas no, sólo querían comerse unos a otros, es verdad eso del pez grande se come al pez pequeño.

Michael me cogió de la mano y me llevó hasta la segunda planta de la casa donde había un pasillo con las escaleras que daban al gran salón en el que estaba todo el mundo.
Él llamó la atención de los invitados con un silbido un tanto burlesco.

-¡Hola a todos! –Saludó informalmente-como os dije hace un rato, os voy a presentar a esta chica –comentó cogiéndome de los hombros –ella se llama Denise Farrel y es mi campanilla.

Pude ver muchos gestos varios pero había una mayoría de gestos dulces, aprobadores, desaprobadores y demás.

-Esta chica hace que me sienta completo en todos los sentidos, ella es mi vida y mi luz guía, es mi musa, mi inspiración y el aire que respiro –alegó sin dejar de mirar como poco a poco yo me iba sonrojando.

Podía ver de nuevo, que muchos gestos de desaprobación invadían las caras de los invitados.
Sólo se salvaban uno o dos invitados, se ve que no les había acabado de convencer del todo.

-Quizás penséis que no es la más adecuada para mí o algo así, pero os aseguro que sí lo es, algunos pensaran que me he encaprichado de una chica de veinticuatro años, que es sólo pasajero, pero no es así, la quiero con locura, y daría mi vida por ella si fuera necesario, no lo pensaría dos veces, y sé que ella también haría eso por mí –continuó admirando mi rostro con cierta ternura en sus ojos-esta pequeña princesa de grandes y curiosos ojos azules, de pelo rojo y cara de ángel ha hecho que me vuelva loco de amor por alguien, ese alguien es ella –dijo girándose para quedar en frente mía-pequeña hada, quizás sea un atrevimiento y un poco rápido e inoportuno, pero si realmente quieres vivir momentos inolvidables conmigo, si quieres ser feliz conmigo y demás debemos sellar ese trato –comentó mientras se arrodillaba poco a poco- puede que decirte te quiero sea muy poco para la magnitud de mis sentimientos, puede que decirte te amo también sea muy poco, pero quiero que nos unamos para siempre, y por eso tengo que hacerte esta pregunta tan importante –dijo mientras sacaba una pequeña cajita forrada en terciopelo rojo, a la vez que hacía esto mis ojos se ponían mas como platos-¿quieres casarte conmigo, campanilla?-concluyó ante la mirada estupefacta de todos los que estaban allí presentes.

Nuestro mundo sería oficialmente NUESTRO si yo aceptaba.
Deliberando la respuesta en mi cabeza ante la emoción de la gente y del propio Michael saqué mis sentimientos a la luz.

-Michael, antes de decirte mi respuesta, necesito decirte claramente mis sentimientos –comenté ante su mirada confusa y nerviosa –eres mi sol, mi luna y mis estrellas, la luz que me ilumina el buen camino que tomar, contigo me siento única y segura, contigo los días pasan como si fueran horas y las horas como segundos, ya no podría imaginarme un mundo, un lugar o un universo en el que no estuvieras, y si lo hiciera sería mi condena a la muerte –los hermosos ojos marrones de Michael se iluminaron con la luz celestial del amor, la ternura y la inocencia que sólo él poseía-y la única respuesta que puedo darte es…

jueves, 6 de enero de 2011

22# Welcome.


En la entrada de Neverland había una gran pancarta que ponía: ¡bienvenido Mike!.
El camino estaba decorado de globos y serpentina de colores, a medida que el coche iba avanzando yo me quedaba más embobada con la decoración que habían puesto en todo el rancho.
Cuando el coche paró Michael me ayudó a salir de él y avanzamos cogidos de la mano, aunque detrás nos seguía un hombre que sostenía nuestras maletas.
Michael sacó la llave de la puerta de la casa, pero la puerta ya estaba abierta, al entrar todas las luces estaban apagadas, y Michael buscó un interruptor para encender las luces, al hacerlo sólo pude escuchar un gran: ¡bienvenido!...Habían unas cincuenta personas escondidas por toda la casa, sus caras de felicidad cambiaron a un gesto de asombro cuando me vieron.
Michael me volvió a coger de la mano, los miró sonriendo y dijo:

-¡Hola a todos! Dios, lo primero que quiero deciros es que no tengo ni idea de cómo habéis hecho esto pero, muchas gracias. Y lo segundo...ella es Denise, mi campanilla, luego os la presentaré más formalmente-yo tenía tanta vergüenza que sólo pude apretar la mano de Michael y apoyar mi cara en su hombro- en seguida venimos, vamos a cambiarnos-Michael me cogió de la cintura y entre los susurros de la gente salimos de allí para llegar a su habitación-bueno...No sé si es oportuno, pero deberíamos hablar de lo que iba a pasar la otra noche...-dijo cogiéndome de las dos manos, ¿qué le pasaba hoy con mis manos?

-¿Lo de...la otra noche?-pregunté nerviosa.

-Vamos, campanilla, sabes perfectamente a lo que me refiero...tú sabes como soy, mejor que nadie, y sabes que me cuesta mucho hablar de estos temas tan personales, pero eres tú, y te quiero, demasiado creeme, y...si tú estás preparada pues...no sé-ante todo ese discursito yo no pude evitar reírme y él puso un gesto de confusión en su rostro-¿qué pasa?

-Pareces un adolescente con las hormonas alocadas, Mike, paciencia...-dije conteniendo la risa y poniendo mis manos sobre su rostro-quiero ir más lento contigo, quiero pasar momentos inolvidables contigo, y para eso...Hay tiempo, ¿vale adolescente alocado?-esta vez si que no pude reprimir una carcajada.

-Esta bien, pequeña hada, pero déjame decirte que no es que yo tenga las hormonas alocadas como un adolescente-dijo con aire de autosuficiencia-es que estoy loco por ti-continuó poniendo sus manos en mi cintura-y ahora, tenemos que prepararnos, nos esperan muchas personas hay abajo.

-Una pregunta, Mike...¿en serio conoces a tantas personas?.

-Y a mas, pequeña y a mas...-dijo separandose de mí y abriendo el armario para coger su ropa.

Yo abrí la maleta, pero todos los vestidos que tenía eran de mi madre, así que no tenía nada bonito que ponerme,antes de ir a vestirse, Michael se giró hacia mí, me dedicó una de esas preciosas sonrisas que él tenía y me dijo: 

-Por cierto, en ese armario hay algo para ti-dijo guiñandome el ojo y salió de la habitación.

No pude evitar sentir una gran ternura hacia él, me dirigí hacia el pequeño armario que Michael había señalado, abrí las puertas y me encontré con un montón de ropa femenina.
Desde luego, este chico está loco de remate, pensé sonriendo.
Había de todo, blusas, faldas, pantalones, y, gracias Dios, es decir a Michael, vestidos preciosos, además de zapatos. Mi estilo nunca fue muy femenino, siempre fui un tanto marimacho a la hora de vestir, menos mal que había muchas cosas que encajaban con mi forma de vestir.
Cogí un vestido corto, de color negro, no llamaba demasiado la atención, y eso era lo que quería, no quería llamar la atención para nada, no quería llevar tacones, los odiaba, son tan incómodos, en su lugar me puse dos sandalias negras, a juego con el vestido.
Me peiné y maquillé debidamente, y oí a alguien tocar la puerta de la habitación, era Michael.
Él estaba perfecto, como siempre.
Llevaba una camiseta de seda roja, unos pantalones negros con una línea roja a los laterales, sujetado por dos cinturones rojos, además llevaba unos preciosos y suaves guantes negros.
Me gustaba mucho la forma en que uno de sus rizos negros caía en cascada por su frente, le hacía muy atractivo.
Michael me cogió de la mano y llegamos hasta las escaleras, yo me abrazé a él porque no quería mirar a nadie, ni que me miraran, sabía que me moriría de vergüenza.
Noté que alguien me dió un suave toque en el hombro.
Me cogió de la mano.

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¡Hola chicas!
Veréis me han llegado algunos e-mails y demás diciendo que qué ha pasado con la historia: Michael's Version, os lo explicaré he pensado adelantar esta historia, y cuando yo lo crea necesario seguiré con Michael's Version.
Lo único que pasa es que, esta la dejaré apartada para escribir Michael's Version, ¿vale?
Gracias por leer, comentar y seguir (L)
"Amor es fuego aventado por el aura de un suspiro, fuego que arde y centellea en los ojos del amante, o más bien es torrente desbordado que las lágrimas acrecen, qué más podré decir de él... diré que es locura sabia, hiel que empozoña una dulzura embriagadora"

Romeo Y Julieta-William Shakespeare.