Mis pesadillas, extrañamente, habían desaparecido durante un tiempo, algo que me aliviaba y me dejaba dormir tranquilamente.
Después de aquella cena algo había cambiado entre Michael y yo, bueno más bien un cambio había surgido en él, yo seguía igual de neutra que siempre, se mostraba mucho más cercano, supongo que habría cogido más confianza, ya que si me pongo en su lugar, no era muy fácil fiarse de los demás siendo él.
Un día vinieron a visitarnos muchos niños con varias enfermedades, era algo usual en Neverland. Michael sólo quería que ésos niños pasasen sus últimos días siendo felices y conservando esa chispa de vida que aún conservaban.
Yo lo veía corretear por los pasillos o por todo el rancho, o me iba con él y los niños a ver películas a la sala de cines que había dentro de la casa.
Era en esos momentos en los que yo veía a Michael muy feliz, me dijo que eran su inspiración.
Para que os ubiquéis la fecha era 17 de Abril de 1989.
Esa mañana Michael estaba especialmente misterioso, estaba tramando algo, pero no tenía ni idea de qué era,siempre tenía algo en mente y nunca podía estar parado, incluso muchas veces, mientras yo intentaba quedarme dormida, le oía caminar por los pasillos, o por su habitación.
Yo estaba muy aburrida, así que decidí ir a la cocina en búsqueda de Doris, se había convertido en una segunda madre para mí y le contaba todo lo que me pasaba, muchas veces me daba buenos consejos, porque, aunque mi vida no fuese muy emocionante y no fuese más allá de las puertas de Neverland, nunca supe tener un trato adecuado con las personas, ya que, nunca tuve ningún tipo de trato con personas fuera del orfanato.
Efectivamente, como había previsto Doris estaba en la cocina, me senté silenciosamente en uno de los taburetes de la cocina y observé con ahínco cada movimiento que hacía, quería ayudarla de algún modo en las tareas, pero no sabía hacer nada, por lo que decidí observarla y de esa forma aprender algo.
Ella se percató de mi presencia, me saludó cordialmente, y empezamos a charlar mientras ella realizaba sus tareas, pensé en preguntarle si sabía qué tramaba Michael.
-Pues, no, no sé nada, lo siento-dijo ella un poco nerviosa, estaba claro, sí sabía algo.
-Vamos por favor, sé que sabes algo, dímelo, por favor-inquirí.
-Lo siento-repitió-no sé nada.
En ese momento oí la voz de Michael llamándome, me despedí de Doris y me dirigí hacia donde él estaba.
No podía creer lo que veían mis incrédulos ojos, había montado una especie de fiesta de cumpleaños, había muchos globos de todos los colores que os podáis imaginar, mesas muy bien decoradas, una gran tarta de chocolate, serpentinas y una gran montaña de regalos.
De repente, unas lágrimas cayeron por mis ojos, Michael se percató y me dejó un pañuelo.
¿Cómo podía haber organizado todo esto si ni siquiera yo sabía la fecha de mi cumpleaños?
Era un hermoso detalle por su parte, y no sabría como agradecérselo. Oí la risa de un niño, un niño rubio de ojos azules con cara de pillo,tendría unos once o doce años, no lo había visto antes, llevaba una camisa de rayas, unos pantalones vaqueros y una gorra roja en la que ponía Mac en letra cursiva, llevaba las manos tras la espalda, como si escondiese algo, pero no le dí la más mínima importancia.
El chico se acercó a mí con una risita un poco juguetona, Michael no paraba de reír como un histérico y yo empezaba a sospechar algo, el niño me dijo que me agachase, y yo, con mis sospechas decidí agacharme, en ese momento, el chico me estampó una tarta de nata contra mi cara y Michael empezó a reír incluso más histéricamente que antes, el niño acompañaba la risa de Michael con la suya y yo no sabía como reaccionar, de repente, empecé a reír con ellos y me quité tarta de los ojos para poder verles.
Michael, sin dejar de reír, me dejó una toalla, me quité los restos de tarta de la cara mientras maldecía a los dos por lo bajo y entre risas.
Tuvimos una fiesta de cumpleaños muy divertida, me enteré de que el niño se llamaba Mac, como ponía en su gorra y que era un actor.
Los regalos eran casi todo juguetes y ropa, pero había uno muy especial, uno que Michael quiso abrir, para dármelo.
-Verás, estuve investigando un poco sobre tu vida, y sólo encontré esta pulsera y una foto de tus padres, al parecer era de tu madre, se llamaba Alexandra, y su apellido de soltera era Just, tu padre se llamaba Malcolm Farrel, lo siento, no pude encontrar nada más, pero te prometo que seguiré investigando y averiguaremos quién eres-dijo él mientras me colocaba con cuidado la pulsera.
-Michael, no sé como agradecerte esto, no sé como de verdad, y no deberías hacer esto, es demasiado, muchas, muchas gracias-dije abrazándolo.
-¿Sabes cómo podrías agradecérmelo?-me preguntó mirándome a los ojos.
-¿Cómo?-pregunté confusa.
-Dime que me quieres-dijo él agarrándome por los hombros y mirándome directamente a los ojos, yo, me sonrojé.
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¡Hola!
Quería decir que estoy trabajando en "Dancing The Dream: Michael's Version", como bien dice el titulo, en esa historia es Michael el que narra, y es esta misma historia, pero con Michael narrando, sólo quería daros otra visión de la historia, espero que la sigáis y comentéis igualmente.
Os quiero.
PD:
Aquí os dejo el link: