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Att. D.Farrel

sábado, 30 de octubre de 2010

1# Every Story Has A Beginning.





"¿Qué es lo que sientes cuando te das cuenta de que estás solo?¿Qué sientes al ver que todos te rechazan?¿Qué sientes al darte cuenta de que nadie te quiere a su lado?¿No lo sabes? Yo sí. "


Mi historia comienza a finales de los 80, el año 1989, en concreto, vivía en un orfanato de Los Ángeles, tenía 23 años, y ya era hora de irme de allí, pero  ¿a dónde iría? estaba sola, sin padres y no tenía ni un sólo centavo.
Me despedí de los niños y de la jefa del orfanato, una malhumorada señora llamada Helen Black.


-Ya era hora de que te fueras Denise-dijo mientras yo salía por la puerta de la casa, sin maletas, no tenía nada para llevarme, sólo algunos difusos recuerdos-has pasado mucho tiempo aquí-continuó.


-No podía hacer otra cosa-contesté jugueteando con mi colgante.


-¿Te piensas que algún día encontrarás a tu familia?-me preguntó soltando una  risotada hipócrita.


-Eso espero-contesté sin hacerle mucho caso.


-No la encontrarás y lo sabes-dijo sin darme muchas esperanzas-te he buscado un trabajo en la zapatería de la plaza, me debes una-prosiguió cerrándome la puerta dejando el sonido de un portazo.


"Perfecto", pensé en voz alta pero sin que Helen me oyera, "una zapatería", me abroché los botones de mi rota chaqueta y seguí un camino hasta encontrarme con una señal, tenía dos opciones o seguir mi camino y trabajar para toda mi vida en esa zapatería o ir a "Santa Ynez", no sabía qué era "Santa Ynez", y quería saberlo, tenía mucha curiosidad, así que tome ese camino, era largo y encima hacía frío, normal, estábamos en diciembre, pero tampoco quería estar toda mi vida arreglando zapatos, no tenía ni idea de como se hacía.
Había muchas pequeñas casas rústicas, por lo que pensé que quizás era una urbanización, ¿qué iba a hacer yo en una urbanización?, nada, pero no me importaba quería seguir subiendo, a lo mejor, por un golpe de suerte me encontraba un billete de cien dolares o algo por el estilo, qué imaginación la mía.
Sin darme cuenta ya eran las nueve de la noche, y me moría de hambre, pero seguí caminando,  
me fijé en que después de esa cuesta tan enorme había una especie de casa, o algo así, no sabría definirlo del todo, pero sólo puedo decir que el portón era hermoso, con letras en dorado, aunque estaba tan mareada, de no haber comido en todo el día, que no veía bien las letras.
De repente sentí como me venía abajo, fue como sentir un fuerte golpe en el estómago, y me desplomé.
El suelo estaba húmedo y frío, porque cuando llegué a las puertas de esa casa estaba nevando.
En mi mente sólo había imágenes un poco distorsionadas, recuerdos quizás, era horribles, no me gustaban nada. En un instante vi, en mis recuerdos, como un hombre me sostenía y lo sentía, sentía como aquel hombre me sostenía, tenía las manos frías, decidí abrir los ojos para cerciorarme si lo que estaba viviendo era un recuerdo o una realidad, pero no podía abrirlos, yo quería saberlo, quería saber quién me sostenía entre sus brazos.
Sentí que, de repente, un calor me envolvía y que me cubría una suave tela.
Estuve inconsciente toda la noche, cuando me levanté estaba en una cama, una cama muy grande en una habitación inmensa de paredes pintadas en color crema y un gran ventanal, tenía unos finos visillos que ondeaban al compás del viento que entraba por la ventana.
Me estiré gustosamente, aparté las sábanas y me dirigí hacia el ventanal, me asomé y vi un gran rancho, era maravilloso, y había unas cuantas atracciones, ¿qué pintaban unas atracciones de feria en un rancho?, la verdad, no me importaba, era todo tan mágico.
Empezó a hacer un poco de frío así que cerré las ventanas y me giré.
Al girarme me encontré con un chico apoyado en el marco de la puerta, unos graciosos rizos que asomaban por la parte frontal  del sombrero le caían por la frente y una juguetona sonrisa nacía en las comisuras de sus labios.
Sin decir nada, entró a la habitación, giró una silla para sentarse apoyando los brazos en la espaldera y se sentó, sin dejar de sonreír.
Yo me quedé observándole extrañada, no sabía quién era, pero supuse que sería el dueño de aquella magnífica casa.
Me senté al borde de la cama, sin quitar el gesto de extrañeza de mi mirada y él mismo decidió romper el silencio.


-¿Has dormido bien?-preguntó el chico desconocido con una voz aniñada.


-S...Sí-tartamudeé, era muy tímida y conocer a gente nueva me aterraba un poco.


-Me alegro-prosiguió él aclarándose la voz-te encontré en las puertas de mi casa y no podía dejarte ahí con la nevada que estaba cayendo, lo siento si ha sido una extremada confianza, pero ya sabes, no podía dejarte allí muriéndote de frío.


-Gracias...-contesté sintiendo como la sangre llegaba a las mejillas provocando que me sonrojase.


Se quedó un momento observándome, haciendo que hubiese un silencio muy incómodo, algo, que yo no soportaba.



2 comentarios:

Pérez Andrea dijo...

Hola Denise!
Bueno, primero que nada, gracias por el comentario que pusiste en mi novela, de verdad agradesco mucho tus palabras, y me alegro que te guste n_n
Y tambien, para decirte que este primer capitulo de tu novela es muy interesante!, de inmediato me pondre al corriente, y te prometo comentar, porque si, la opinion es importante :) x3

L.o.v.e. <333

sirena40 dijo...

Buen comienzo. Veremos como se desarrolla la historia

"Amor es fuego aventado por el aura de un suspiro, fuego que arde y centellea en los ojos del amante, o más bien es torrente desbordado que las lágrimas acrecen, qué más podré decir de él... diré que es locura sabia, hiel que empozoña una dulzura embriagadora"

Romeo Y Julieta-William Shakespeare.