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Att. D.Farrel

domingo, 6 de febrero de 2011

26# For You.

Todo esto, todo lo que pasaba era mágico, la atmósfera que nos envolvía, la calidez de nuestros abrazos y besos, todo era maravilloso, muchas veces llegué a pensar que todo era un sueño y que un día despertaría y me encontraría en la vieja y enmudecida cama del orfanato.

Nos despertamos muy temprano esa mañana, aunque siempre nos pasábamos un montón de tiempo tumbados en la cama sin hacer nada.
Oí el timbre sonar y Michael se levantó rápidamente para abrir la puerta.
Yo aproveché para darme una ducha rápida y vestirme, qué curioso, todo en aquella mañana pasaba muy rápido.
Cuando terminé me encontré a Michael enfrente de la puerta del baño por lo que me sobresalté un poco, no me lo esperaba allí, me fijé en que sus manos escondían algo tras su espalda, además de ello su sonrisa era juguetona.
       – Esto es para ti –dijo entregándome una caja cuadrada con               agujeros a los lados y un gran lazo rojo en la tapa.
     ¿Qué es? –pregunté examinando la caja.
     Tú ábrelo –insistió llevándose las manos a los bolsillos de su pantalón negro.
Entonces dejé la caja en el suelo porque la verdad era que pesaba mucho para ser de ese tamaño, me senté en el suelo delante de la caja con las piernas cruzadas, y la abrí.
En ese momento, unos enormes ojos azules me miraron con curiosidad, era un cachorrito de perro, un Husky, siempre quise uno de esos, me parecían preciosos con ese pelaje tan suave.
Lo cogí en brazos y empezó a lamerme con su pequeña lengua, empecé a reírme porque me hacía cosquillas.
Michael se sentó a mi lado de la misma postura en la que yo estaba observando cada detalle de lo que pasaba con curiosidad y una sonrisa en su rostro.
Me alejé al cachorro porque sino moriría de risa, lo sostuve entre mis brazos y miré a Michael.
        No deberías haberlo hecho –comenté acariciando al cachorro.
        No es nada, además a mi también me gustan estos perros, son muy fieles y juguetones –contestó mientras se sujetaba los pies con las manos.
        Tenemos que ponerle un nombre... –dije pensativa.
        Umm…Es chica, a mi me gusta Nashla.
        Nashla…está bien, pero espero que no tengas el mismo gusto para nombres de bebés, ese es muy raro para una persona.
Él soltó una sonora carcajada y me acarició el pelo.
        Tranquila, tengo un gusto normal para nombres de bebé.
        Menos mal –solté a Nashla y empezó a corretear por toda la casa.
Michael y yo nos levantamos y la seguimos, no queríamos que se perdiera, Neverland es demasiado grande para Nashla, era muy pequeñita aún.
Entonces llegó al porche de detrás de la casa, y nosotros nos sentamos para vigilarla.

        Entonces…tú ¿quieres tener hijos? –preguntó con un tono un poco tímido.
        Mike, aún es pronto, pero me gustaría en un futuro –contesté.
        Yo también quiero tener hijos, si no los tuviera, creo que mi vida estaría incompleta, aunque ya te tenga a ti, pero los niños son mi vida, ya lo sabes –mientras decía eso en su rostro se dibujó una expresión pensativa.
        En el orfanato yo siempre estaba rodeada de los niños que había allí, aunque no tuvieran padres, siempre estaban felices y sonriendo, eso me encantaba.
Michael no contestó se limitó a observarme con ternura, no pude evitar sonrojarme, siempre me pasaba eso si me observaban mucho tiempo, y aún más si era él el que me observaba de esa manera.
De repente, Doris, llegó y le tocó el hombro a Michael.

        Michael, alguien te espera en la entrada cariño –dijo con una sonrisa maternal.
        Vale, enseguida vuelvo –se despidió dándome un beso en la mejilla.
Yo me quedé sentada viendo como Nashla jugueteaba con una mariposa que había volando por allí.
Era como ver a un pequeño leoncito mezclado con un lobo.
Al rato Michael volvió acompañado de alguien a quien yo ya conocía.

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Chicas, siento la tardanza en escribir pero Blogger no me dejaba entrar a mi cuenta, por eso tampoco he podido comentar en algunas novelas u.u
Pero bueno aquí esta el capítulo (:
"Amor es fuego aventado por el aura de un suspiro, fuego que arde y centellea en los ojos del amante, o más bien es torrente desbordado que las lágrimas acrecen, qué más podré decir de él... diré que es locura sabia, hiel que empozoña una dulzura embriagadora"

Romeo Y Julieta-William Shakespeare.