Me quedé durante un momento enganchada a sus hermosos y profundos ojos marrones.
Sonreí y justo iba a darle la respuesta, pero alguien me agarró del hombro y tiró de mí hacia atrás, me sentía molesta y confusa, era Lisa, estaba otra vez interviniendo en donde no debía.
En cuanto Michael se percató del empujón que me había dado Lisa, cerró la cajita, se la guardó en el bolsillo y se levantó mirando desafiante a Lisa.
-¿Se puede saber qué estas haciendo aquí? –le preguntó con una chispa de molestia en la voz –ni siquiera te he invitado –le reprendió Michael alisándose su camisa roja.
-No puedes casarte con ella, Michael, es demasiada poca cosa para ti…-sonrió malévolamente mostrándose completamente segura de lo que decía –sin embargo, yo puedo complementarte más que ella -comentó acercándose a él y tocando el cuello de la camisa roja de Michael, pero él frunció el ceño y apartó la mano de Lisa de su cuello, a lo que ella respondió con una mirada acusadora.
-Lisa, pensaba que te quería, pero me has demostrado que no es así, debes asumir que la quiero a ella y no a ti, me has decepcionado, pensaba que no llegarías a estos extremos –regañó acercándose a mí y cogiéndome de la cintura –haz tu vida, seguro que hay más hombres que pueden llegar a quererte, pero lo que no pienso permitir es que te interpongas entre ella y yo –dijo mirándome tiernamente –ahora por favor, vete de mi casa.
-Lo que quieras Michael, pero si piensas que dejaré que te cases con esta…cosa –alegó señalándome con desprecio en su mirada –vas listo-prosiguió saliendo de la casa.
Me percaté de cómo la gente no quitaba su mirada de nosotros, yo me abracé a Michael más fuerte.
Realmente, Lisa estaba completamente chiflada.
Decidí olvidarme de ese incómodo momento, me giré para quedar frente a Michael y cogerle de sus suaves manos, él cogió aire, cerró los ojos y soltó el aire que había cogido lentamente, para después dedicarme una tierna sonrisa.
Solté una de sus manos para intentar buscar el anillo en sus bolsillos, pero no lo encontré así que miré a Michael preocupada, él dejó de sonreír para tocar todos los bolsillos que tenía en el traje que llevaba puesto, pero tampoco encontró la cajita con el anillo, así que frunció el ceño y volvió su mirada a todos los que estaban en la sala de abajo.
-Muchas gracias a todos por venir, pero es hora de irse –despidió a la gente con una falsa sonrisa y desvió la mirada hasta Liz –por favor Elizabeth, quédate, necesito tu ayuda –ella se limitó a asentir seria.
Michael se acercó a mí, me besó la frente y me susurró un: tranquila, todo saldrá bien, su voz era tan relajada y me calmaba.
La gente fue saliendo poco a poco de la sala, me senté en las escaleras y puse mis manos sobre mi cara, no iba a llorar, sólo me notaba cansada y sentía que en este mundo sólo quería estar a solas con Michael.
Como se lo pidió Michael, Elizabeth ya estaba al lado nuestro.
Michael la saludó triste y le explicó todo lo que había pasado:
-Verás Liz, creo que Lisa me ha robado el anillo de compromiso que le iba a dar a Denise –comentó cabizbajo-y no sé lo que hacer.
-No te preocupes, Mike, buscaremos una solución y os aseguro que os casaréis, tendréis hijos y seréis felices para siempre comiendo perdices –dijo Liz con un tono burlesco en su voz.
-Eso espero, muchas gracias Elizabeth –agradeció Michael dándole un abrazo a la honesta mujer.
-Todo saldrá bien Michael, tranquilo –dijo Liz ronzando el brazo de Mike-ahora tengo que irme a solucionar un par de cosas mañana volveré, hasta mañana Denise –se despidió agitando la mano.
-¡Hasta mañana Liz! –me despedí de ella animadamente.
Michael me dedicó una cálida mirada y media sonrisa, eran tales las sensaciones que desbocaba en mí que no sabría describirlas con claridad,
Pero aún así un atisbo de tristeza envolvía su mirada.
Quería quitarme aquel incómodo vestido y ponerme un pijama, pero no sabía donde dormiría, la sorpresa me la llevé cuando se lo pregunté a Michael y me dijo que a partir de ese momento dormiría con él.
Sentí una total vergüenza envolviendo mi mente y mi cuerpo, tanta que no pude evitar sonrojarme, él se percató de ello y esbozó una sonrisa llena de picardía.
Estaba en mi naturaleza humana sonrojarme cada vez que él me decía algo de ese tipo, aunque fuera una mínima cosa, siempre me sonrojaba.
Me acompaño a nuestra habitación ya que él también tenía que cambiarse de ropa.
Yo necesitaba relajarme así que decidí darme una ducha.
Definitivamente fue una noche muy movida, la fiesta, la declaración, la aparición de Lisa, la pérdida del anillo…
Terminé de ducharme, me fui a la habitación que sólo estaba iluminada por la tenue luz de la pequeña lámpara que había sobre una mesita situada al lado derecho de la cama, me gustaba que el ambiente estuviera así de calmado, me acerqué a la cama y caí exhausta sobre ella,minutos después, Michael apareció con su pijama azul y naves espaciales estampadas en él, sujetaba un osito de felpa, con un aspecto un tanto antiguo, con su brazo y lo llevaba pegado a su pecho, realmente era una imagen que podría enternecer a cualquiera.
Se tumbó a mi lado y me ofreció el osito, lo cogí y lo sostuve en el aire admirando la simplicidad del diseño del oso.
-Se llama señor Muffin –dijo Michael mirando al osito con cautela.
-Pues…encantada señor Muffin –saludé infantilmente al osito mientras seguía sosteniéndole en el aire.
-Me ha acompañado desde que tenía diez años, fue un regalo de mi abuela materna –dijo con una tierna luz que iluminaba sus ojos, la luz que refleja los recuerdos –conoce todos mis secretos, así que si quieres saber algo sólo tienes que preguntárselo –finalizó esbozando una sonrisa.
-Toma –le ofrecí el osito con una sonrisa – ¿sabes?, aunque no poseas el anillo, voy a responderte a la pregunta que me hiciste antes –dije sentándome con las piernas cruzadas sobre la cama, él repitió mi movimiento y quedó justo enfrente mía en la misma posición que yo y con una sonrisa que deslumbraba toda la habitación.
-Creo que te amo lo suficiente como para dar este gran paso Michael, así que…sí, quiero casarme contigo –contesté y él deshizo su postura para abrazarme, lo que provocó que yo también deshiciera mi postura, entonces quedó instantáneamente encima mía.
Podía inspirar su dulce aroma a canela y vainilla, me encantaba esas esencias que él usaba para perfumarse, eran tan apetecibles.
Desde que lo conocí pensé que todos los hombres del mundo deberían tenerle envidia, creía que esa personalidad que él poseía podía hacer que cualquier mujer se enamorara de él, puesto que era puro, inocente y no temía a mostrar sus sentimientos, no temía a llorar delante de nadie, y eso era lo que le hacía diferente, no era uno de esos chicos rudos que se creen muy machos por no escuchar o pensar que llorar es de chicas, llorar no es de chicas, es una muestra de poseer unos tiernos sentimientos, por eso creía que los hombres deberían sentir envidia por él.
Recordé lo que pasó el otro día en casa de mis padres cuando mi madre nos interrumpió a Michael y a mí, bueno…en una situación un tanto embarazosa, y yo estaba lista para llegar lejos con él, pero no consideraba que fuera lo más necesario ahora mismo en nuestra relación ya que se sostenía perfectamente como estaba, pero vamos, no me negaréis que parecía un adolescente de quince años.
Sin embargo llegaría el día en el que tuviéramos que hacerlo, lo esperaba, con paciencia.
Me dí cuenta de que se quedó dormido encima mía, eran tan especial cuando estaba dormido, parecía aún más puro e inocente de lo normal, y gracias a su aura infantil yo me sentía una niña feliz, aunque tuviese veinticuatro años.
Jugueteando con sus rizos negros como el carbón, sucumbí al sueño.
Desperté a la mañana siguiente y Michael seguía encima de mí, dormido, y su osito estaba a mi lado así que lo cogí y jugueteé un rato con él hasta que escuché la cristalina risa de Michael, lo miré y tenía los ojos entreabiertos con una expresión adormilada.
Empezó a estirarse encima de mí, lo que me resultó muy incómodo.
-¡Michael no hagas eso! –le reprendí quitándomelo de encima.
-Lo siento –se disculpó –buenos días, princesa –me saludó depositando un suave y mullido beso en mis labios.
-Buenos días pequeño Peter Pan –saludé yo dándole un pequeño beso en la nariz, lo que provocó que el esbozara una pequeña sonrisa.
Se levantó de la cama, se dirigió al armario abrió sus puertas y sacó algo de ropa.
Al momento, empezó a desabrocharse la camisa del pijama delante mía, mis ojos se abrieron como platos al contemplar sus tonificada espalda y brazos, lo único que pude hacer fue entre-taparme los ojos con las finas sábanas y digo entre-taparme, porque, venga ya ¿acaso vosotras no querríais ver ese tonificado cuerpo? Yo al menos sí.
Terminó de vestirse y se giró hacia mí, en cuanto me vio estalló entre carcajadas.
-¿Se puede saber qué haces campanilla? –preguntó sin dejar de reír.
-¿Qué hacías tú? Eres malvado Mike, quieres matarme de un infarto o algo –alegué destapándome un poco, y él empezó a reír más fuerte, su risa era muy melodiosa.
-Bueno, hoy te tengo preparada una sorpresa –comentó terminando de abrocharse la chaqueta que llevaba.
-¿Qué sorpresa? –pregunté con un tono de voz animado.
-Si te lo dijera dejaría de ser sorpresa cariño.
2 comentarios:
aay q lindo cap!!!,, pero esa lisa.. aash q fastidiosa.. le robo el anillo a mike.. ash es una idiota resentida bueno mejor me callob XDDD.. jaja bueno, tu novela es re fascinante eso ya lo sabs e.e
qiero saber q pasara en el siguiente cap.. asiq no te tardes en actualizar
ah y muc has grax por comentar en mi nove
bye tkmmm kisses!
QUE MALA ES LISA!!!, como se atreve a robarle el anillo a Michael!, La odio! D;
Uhummm... bueno, mejor comento positivamente, haha n_n"
Uuuuuh OMG, SII!!!, claro que si quiero ver ese cuerpo!! >x3
Que bien <3
Ahora que sorpresa tendra Michael para Denise?, Uuh ya quiero leer el que sigue :D
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